Paseo 141bis y Av. 3
narración: Nora Ruiz
Cerca de la terminal de omníbus existe una calle de apenas media cuadra que, de lejos, parece más bien una galería angosta entre dos edificios, y que trepa en altura a través de una empinada escalinata. Se trata de la calle 141bis, que atraviesa la manzana entre 141 y 142 a través de un sendero peatonal que va de la Avenida 3 a la 4. No hay una señal que preanuncia su presencia, el único dato que se puede tener desde la avenida 3 es un letrero que dice “Acceso peatonal (por escalera) 50 metros”, colocado por la iglesia Adventista que está cuesta arriba. Lo que ese cartel privado está describiendo es la traza del paseo 141bis, llamada entre los conocedores como la “calle escalera”. El recorrido de la traza es raro, ya que entrando por la 3 parece ser más bien un pasillo en común de los edificios que la rodean. Al final del mismo, unos diez metros después, surge una empinada escalera de varios tramos que trepa hasta la cima de la manzana. Una vez en la cumbre aparece lo que originalmente fue un cul de sac, expresión que los urbanistas franceses inventaron para definir una calle que acaba encerrada en el medio de la manzana. Así fue originalmente, aunque parece ser que luego se trazó el tramo restante, es decir desde la 4 hacia el cul de sac, que con esa salida dejó de serlo. Lo que perduró es el extraño encanto de ese “rulo”, que parece casi una rotonda y tiene varias viviendas, entre ellas una completamente gris y gigante, de por lo menos 6 ambientes, aunque sin terminar y con cartel de venta. Un misterio que solo conocen los chimangos que dominan la panorámica desde el tejado de la casona. Fragmentos del libro “Historias de Villa Gesell” del escritor Juan Ignacio Provéndola